Iris Santacruz
Las universidades son y deben seguir siendo un espacio de pluralidad y debate de ideas, pero hay que reconocer que no son ajenas a la ideología dominante y por eso tampoco son ajenas a la discriminación, a las prácticas sexistas y, a veces, a la violencia de géneros. Reforzar los protocolos, crear áreas especializadas en la atención a problemas derivados de estos atavismos culturales, pero sobre todo, incorporar en planes y programas de estudio bibliografía especializada en la igualdad y el respeto a los derechos humanos es fundamental.